Para responder esta pregunta sobre el bienestar, imagine lo siguiente:
Una persona se levanta todos los días para ir a su trabajo, en el cual pasa diez horas entre el traslado y la actividad propia del mismo. Tiene una familia a la que ama y es parte de su motivación para movilizarse. Tal vez le guste o no su actividad, pero agradece su trabajo porque le permite pagar sus cuentas, ahorrar y soñar con algunas compras.
En la noche, llega a casa y, es posible que comparta tiempo con su familia; que hablen sobre cómo estuvo el día para cada uno, coman juntos y procesen sus vivencias, o puede sentirse cansado y desear un descanso.... o tendrá tareas atrasadas que debe hacer; ya sea de su trabajo, o algo extra; un emprendimiento que le permita ganar más dinero, pero no descansar.
Tal vez no salga de su hogar, pues realiza su actividad por teletrabajo, o trabajo en casa; lo que lo lleva a compartir el espacio y tiempo personal con el familiar y laboral, con la dinámica que esto implica y, que debería ser observada y balanceada.
Imagine que en general, esta persona tiene una relación aceptable con su jefe y sus compañeros de área, pero cuando hay problemas de comunicación, de roles y alcance de su labor, o de competencias y resultados, se genera una gran carga emocional, que si se sostiene, genera:
Tómese un tiempo para pensar, esto le puede estar sucediendo a algún colaborador en su empresa, un familiar, un amigo o vecino, a usted ?
Adicionalmente, piense en esto a ver si le suena; cada día, empleamos mucho tiempo teniendo pensamientos sobre asuntos de orden personal, familiar y laboral (se habla de 60 mil pensamientos al día); por medio de ellos, evaluamos, juzgamos el presente, o nos llevan al pasado y al futuro.
Estos pensamientos vienen automáticamente con un patrón aprendido inconscientemente, entrenado en nuestro cerebro, y son parte de nuestro diálogo interno. Es altamente probable que ni siquiera seamos conscientes de ellos y de lo que desencadenan en nuestro mundo, además de que podríamos acogerlos o descartarlos.
Cada uno de esos pensamientos, genera una serie de emociones que se van convirtiendo en un estado de ánimo ocasional, o sostenido, y luego en un estado del Ser, una forma de percibir e interpretar el mundo y que, determinan nuestro comportamiento, actitudes, acciones, vivencias y resultados; sin embargo, solemos no estar presentes en el proceso - Pensamiento, Emoción, Acción -, que se va retroalimentando; al no estar presentes, no nos hacemos responsables de él, de los resultados y experiencias que vivimos y, si son frustrantes, amenazantes, desempoderantes, de carencia, seguiremos culpando al jefe o a la empresa, al clima, al país, a los padres, a nuestra pareja, a la economía, al sistema, al tráfico, en fin; estaremos renunciando a nuestro poder para “Darnos cuenta, Hacernos Responsables, Elegir y Actuar Conscientemente” basándonos en un Propósito que llevaremos a cabo gracias a nuestra Voluntad.
Y nuestra Voluntad puede ser el Bienestar, con pensamientos y emociones edificantes y resultados que se van retroalimentando y, hacerlo de manera consciente, desde una mentalidad sana, con herramientas que nos permitan enfrentar los desafíos armónicamente; tener salud física, mental y emocional sostenible.
Las personas somos quienes construimos familias, comunidades, empresas, países, la humanidad; si no estamos bien mental y emocionalmente, estos dominios en los que actuamos, tampoco lo estarán.
El Bienestar empieza y termina en nuestra mente, pero primero hay que saber que así es y que se puede, que hay formas de hacerlo y luego de hacerse consciente, tomar una decisión, adquirir las herramientas y formar los hábitos para que cada uno de nosotros, pueda realizar el Propósito Personal de cómo desea vivir, qué tal vez no esté tan claro, y actuar.
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